Desde siempre me ha interesado la Psicología como una disciplina capaz de mejorar la salud de las personas, no sólo la mental, también la física y la social: como un conjunto de conocimientos científicos que nos ayuda a ser más felices, llevar vidas más plenas y solucionar nuestros problemas.
PSICÓLOGA
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sábado, 24 de septiembre de 2016
viernes, 10 de junio de 2016
LA ALIMENTACIÓN EN LOS NIÑOS
Una buena alimentación es vital para que el niño crezca sano y
fuerte. Comer bien afecta no sólo a su crecimiento físico, sino también a su desarrollo
intelectual.
Una buena nutrición y la práctica de ejercicio es la primera línea de defensa contra numerosas enfermedades infantiles que pueden dejar
huellas en los niños de por vida.
La
alimentación es uno de los factores
más importantes que interviene directamente en el correcto crecimiento y
desarrollo de los niños. Si desde la infancia se inculcan unos buenos hábitos
alimentarios, estos favorecerán una vida más saludable en la edad adulta, y
contribuirán a prevenir problemas de salud como obesidad, trastornos cardiovasculares, la diabetes y algunos tipos de cáncer
RECOMENDACIONES
PARA ENSEÑAR BUENOS
HÁBITOS ALIMENTARIOS :
- · Es recomendable no abusar de las grasas vegetales y comer al menos, cinco veces al día frutas y verduras.
- · Transmitir la importancia que tiene la alimentación y la diversidad que hay en función de las necesidades del organismo. Enseñarles la pirámide nuricional.
- · En el supermercado, mostrarles las posibilidades que tenemos en elegir los alimentos adecuados entre un abanico de posibilidades.
- · En el momento de las comidas, enseñarles los buenos hábitos como lavarse las manos antes de comer, los buenos modales en la mesa, comer despacio y con tranquilidad.
- · Dejar que ayuden en la cocina, haciéndoles partícipes, para que aprendan los peligros y los buenos quehaceres.
- · Hacer atractivos los platos, con olores, sabores o texturas, que estimulen las ganas de comer.
- · A la hora de comer, utilizar utensilios que sean manejables para ellos.
- · Que aprendan con vídeos y libros instructivos sobre alimentación.
- · Hacer de la hora de comer un rato agradable, atractivo y relajado.
- · Mantener conversaciones en la mesa, para que ellos puedan expresar sus experiencias y opinen de los olores y sabores de los alimentos.
- · No utilizar los alimentos como premio o castigo..
- · Servirles las porciones adecuadas, que nunca es comparable con un adulto. La ingesta de nutrientes es distinta en función de las distintas etapas de su evolución.
Una correcta alimentación del niño
durante los primeros años de vida puede repercutir positivamente en su estado
de salud, así como en su habilidad para
aprender, comunicarse con los demás, pensar y racionalizar, socializarse,
adaptarse a nuevos ambientes y personas y, sobre todo, en su rendimiento
escolar. Una buena alimentación puede influir notablemente en su futuro.
Siguiendo algunos recomendaciones
básicas, usted puede crear un entorno doméstico que fomente la alimentación
saludable y el mantenimiento de un peso saludable.
Los padres son quienes controlan las
líneas de abastecimiento. Son
ustedes quienes deciden qué alimentos se compran en su casa y cuándo se sirven.
Aunque es de esperar que los niños den la lata a sus padres para que les dejen
comer alimentos menos nutritivos, son los adultos quienes deciden qué alimentos
entran en casa. Los niños no se quedarán con hambre porque en su casa no hay lo
que más les apetece comer. Comerán lo que haya en los armarios y la nevera. Si el
tentempié favorito de su hijo no tiene nada de nutritivo usted puede
comprárselo de vez en cuando para que no se atiborre de ese alimento en cuanto
caiga en sus manos.
De los alimentos que ofrezca a
su hijo, déjele elegir lo que quiere comer. Los niños también deben
tener voz y voto en el asunto. De la selección de alimentos que ofrezca a su
hijo, déjele elegir lo que quiera comer y la cantidad que quiera comer. Tal vez
le parezca que esto es darle demasiada libertad. Pero, si usted sigue la primera
recomendación de esta lista, su hijo solamente podrá elegir entre los alimentos
saludables que usted ha decidido comprar y preparar.
Olvídese de la máxima de
"dejar el plato limpio". Permita que su hijo acabe de
comer cuando sacie su apetito. Muchas de las personas que ahora son padres se
educaron con la máxima del plato limpio, pero este enfoque no ayuda a los niños
a escuchar a su cuerpo para saber cuándo han comido suficiente. Si un niño
aprende a reconocer la sensación de saciedad y a reaccionar en consonancia, es
menos probable que coma más de lo que debería.
Empiece pronto. Las
preferencias alimentarias se adquieren muy pronto en la vida, de modo que
empiece pronto a ofrecerle a su hijo un amplio abanico de alimentos. Los gustos
y los desagrados relacionadas con la alimentación se empiezan a desarrollar
durante la lactancia. Así mismo, es posible que necesite darle a probar un
alimento nuevo a su hijo en varias ocasiones antes de que lo acepte. No le
fuerce a comer, limítese a ofrecerle unos pocos bocados del alimento que desea
introducir en su dieta.
Reescriba el menú infantil
típico. Cuando salgan a comer fuera de casa, deje que su hijo
pruebe platos nuevos. Tal vez le sorprenda su deseo de experimentar. Puede
empezar dejándole probar un poquito de lo que ha pedido usted o pidiendo una
tapita o ración reducida para que la pruebe.
Las calorías de las bebidas también
cuentan. Los refrescos con gas y otras
bebidas edulcoradas suman calorías y se interponen en el camino de la alimentación
saludable. El agua y la leche son las mejores bebidas para los niños. El zumo
está bien cuando es al 100%, aunque los niños no necesitan beber mucho zumo.
Ponga los dulces en su sitio. Está bien tomar dulces de vez
en cuando, pero no convierta el postre en el plato más deseado de las comidas.
Cuando el postre se convierte en el premio por haberse comido bien la cena, es
normal que los niños den más valor al pastelito que al brócoli. Intente
mantener una actitud neutra hacia los alimentos.
La alimentación es un factor básico en el
correcto desarrollo de los niños. No confunda la
comida con el cariño. Encuentre formas mejores de decir "Te quiero". Cuando
se utiliza la comida para recompensar a los niños y/o para mostrarles afecto,
los niños pueden empezar a utilizarla como mecanismo para afrontar el estrés u
otras emociones negativas. En vez de recompensar a su hijo con sus manjares
preferidos, abrácelo, elógielo y préstele atención.
Los niños hacen los que hacen sus padres. Sea un buen ejemplo para su
hijo comiendo de forma saludable. La mejor forma de enseñar buenos hábitos
alimentarios a su hijo es comiendo bien. Tome tentempiés nutritivos, coma en la
mesa y no se salte comidas.
Limite el tiempo de televisión y
ordenador. De este modo, evitará que su hijo pique mecánicamente
mientras está delante de una pantalla y fomente en él la actividad física. Las
investigaciones han demostrado que los niños que reducen las horas de
televisión también reducen su porcentaje de grasa corporal. Cuando se les
limita el tiempo de televisión y ordenador, los niños encuentran formas más
activas de pasar el tiempo. Y, si la familia al completo limita el tiempo que
pasan delate de cualquier tipo de pantalla, tendrán más tiempo para estar
activos juntos.
La educación nutricional y la adquisición de hábitos alimentarios
son parte de la cultura alimentaria que una persona adquiere a lo largo de su
vida, y es una labor de los padres y los educadores conseguir aportar esos
conocimientos a los niños.
La alimentación es la base necesaria para un buen desarrollo físico,
psíquico y social de los niños. Por ello, una dieta saludable es vital para que su
crecimiento sea óptimo.
Psicología y Educación para la Salud.
Loly
Martínez
jueves, 21 de enero de 2016
ASÍ SE VUELVE EL CEREBRO ADICTO A LAS DROGAS
Adicciones
¿Cómo
logran las drogas vencer a este órgano y hasta someterlo a su voluntad?
Fuente: Carlos Fernández. www.eltiempo.com
Consciente de ser el comando del
cuerpo, y de controlar todo lo que los individuos hacen, incluso cuando están
durmiendo, el cerebro confiesa que las drogas pueden interrumpir sus
encopetadas tareas y cambiar, de tajo, la forma en la que funcionan el billón
de neuronas que lo forman.
Ellas -dice el cerebro en
entrevista- se aprovechan y se apoderan de las complicadas redes por las que se
comunican entre sí y con el resto del cuerpo ese montón de células nerviosas.
“Cuando las drogas me visitan, al
cabo del tiempo terminan tomándose por asalto mis vías de comunicación y tengo
que hacer lo que ellas quieran. Eso es terrible”, asegura.
Aunque reconoce que es el directo
responsable y afectado por las adicciones, también cree que no es del todo impotente
para quitárselas de encima. “Que la gente entienda lo que me ocurre cuando
consume alguna de estas sustancias, es de gran ayuda para evitar el desastre
que esto nos produce”, manifiesta.
Díganos con sinceridad, ¿todo
consumidor de drogas tiene un cerebro enfermo?
Le soy claro: el consumo ocasional o
esporádico no me enferma automáticamente… Pero eso no es inofensivo. Por
condiciones genéticas, ambientales o de cada persona, entre el 15 y el 20 por
ciento de quienes prueban una droga terminan convirtiéndome en un cerebro
adicto.
Adicción, tolerancia y dependencia
son cosas que se confunden. ¿Podría explicarnos cada una?
Bueno: adicción es un estado mío que
conduce, en este caso, al consumo abusivo de una droga con el fin de obtener
bienestar o placer y de evitar las consecuencias negativas de su abstinencia;
la tolerancia hace que cada vez se necesite más droga para obtener los mismos
efectos, y la dependencia es la necesidad del cuerpo de tener niveles
determinados de dicha droga en la sangre para funcionar física o mentalmente
con normalidad.
¿Cómo es que usted se vuelve adicto?
Para empezar, déjeme decirle que sin drogas soy correcto y ordenado, pero con
su presencia algunas partes mías participan activamente de la fiesta. Las
principales son la corteza o materia gris, que es mi componente racional e
inteligente, y el sistema límbico, que es mi parte primitiva y encargada de las
emociones, los instintos, la supervivencia y las funciones vitales. Las dos
(corteza y límbico) normalmente tienen sitios que se conectan entre sí a través
de redes nerviosas y forman un circuito de recompensa cerebral que, a la larga,
se convierte en el sistema clave para la adicción. No quiero que pierda de
vista a unas sustancias naturales como la dopamina, la serotonina, las
endorfinas y las encefalinas, apodadas neurotransmisores y que llevan mensajes
entre neuronas. ¿Listo?
Aún no me ha respondido como se
vuelve adicto…
La primera vez que recibo drogas
estas engañan al sistema de recompensa y lo hacen liberar dopamina, con lo que
crean sensaciones de bienestar y de placer, que yo clasifico como importantes;
eso me obliga a prestarles atención y a recordarlas. Si esto se prolonga o se
repite hace que artificialmente se mantenga ese placer, que por sí solo no soy
capaz de conseguir. El asunto es que el sistema límbico empieza a trabajar más
de la cuenta y cree, moldeado por la evolución, que la satisfacción es algo que
hay que preservar como parte de la supervivencia, al punto que,
progresivamente, se producen cambios en mi estructura que ven el placer como
algo normal. Cosa que solo se consigue con la droga.
¿Y eso se puede frenar?
Entienda que aquí la corteza
cerebral es doblegada por el sistema límbico. Lo racional cede y se imponen,
como le digo, lo instintivo y la falsa interpretación del bienestar producido
por el engaño de las drogas que yo percibo como necesario para la
sobrevivencia. Por eso, el primer consumo es voluntario y consciente; después
es un acto irracional, urgente y forzado, difícil de evitar.
En concreto: ¿Qué le hacen las
drogas para terminar dependiendo de ellas?
Como ellas me inundan
artificialmente de neurotransmisores como la dopamina, mis neuronas perciben
que tienen más de la que necesitan, y la dejan de producir o le cierran sus
puertas (disminuyen receptores). Eso hace que la capacidad de la dopamina
para producir placer se vaya debilitando. Consecuentemente, la gente se siente
triste, deprimida y no concibe la vida sin el bienestar al que ya está
acostumbrada. En ese punto, la única forma de alcanzarlo es a través de la
droga. Hay que consumir cada vez más. No tengo escapatoria.
Vamos a la práctica: ¿Cómo actúa
sobre usted la cocaína?
Es un estimulante que en en las
neuronas de los circuitos que le dije, impide que las neuronas recapturen la
dopamina. Con eso logra que haya grandes cantidades de esta sustancia, que
aumente y prolongue esa estimulación que para mí es placentera. El resto ya lo
sabe.
¿Y la heroína?
Ella es una gran actriz, que se hace
pasar como neurotransmisor natural, con lo que engaña a mis neuronas y las
estimula directamente. Su estímulo lo percibo como un bienestar desbordado que,
de prolongarse o repetirse, terminan afectándome por el mismo mecanismo.
¿Y las anfetaminas?
Ellas logran que las neuronas
produzcan más dopamina y noradrenalina, otro neurotransmisor.
¿Y el éxtasis y el LSD?
El éxtasis aumenta la dopamina y la
serotonina. El LSD actúa principalmente a través de la serotonina; eso hace que
los dos sean alucinógenos. Otro día le hablo de eso.
¿Y el cigarrillo y el alcohol?
La nicotina tiene en mis neuronas
unos receptores específicos que las empujan a liberar unas sustancias entre las
que está la dopamina. El alcohol, por su parte, es un depresor que logra
activar mis circuitos de recompensa a través del ácido gamaaminobutírico
(GABA). El resto es similar.
¿Es cierto que un cerebro adicto a
las drogas no tiene cura?
Quisiera, por mi bien, decir que eso
no es cierto. La verdad es que la drogadicción es una enfermedad crónica, que
si bien no tiene cura se puede tratar. Existen protocolos eficaces de
intervención que deben aplicarse a la medida de cada persona, según el tipo de
droga, el grado de afectación y las condiciones en las que se encuentre. Todos
son interdisciplinarios y deben ser orientados por expertos con metas claras.
Insisto: la drogadicción es una enfermedad.
¿Quiere decir algo más?
Sí: que la mejor estrategia para
evitarme daños es la prevención aplicada con seriedad desde la primera
infancia. Es lo único en lo que creo de verdad… Y sé por qué se los digo.
DAÑOS CEREBRALES DE LA MARIHUANA
“El uso
elevado de la planta puede afectar la estructura del cerebro al dañar los
cuerpos callosos de los dos hemisferios, tornando las comunicaciones entre
ellos más ineficientes”
Hernán González Rodríguez. www.elespectador.com
En documento publicado por el diario
de The Guardian de Londres, el 27 de noviembre pasado, al cual se puede acceder
por Google digitando solamente “The Guardian cannabis”, se comenta un estudio
de la neurobióloga Paola Dazzan del Institute of Psychatry at King’s College
London, en el cual sostiene que los efectos derivados del ingrediente activo de
la marihuana, tetrahydrocannabinol –THC-, se presenta en concentraciones de 2 a
4% en la planta tradicional, pero que en las cerca de 100 variedades más
potentes que existen hoy, el contenido se eleva a niveles de entre 10% y 14%.
Ahora bien, afirma la neurobióloga
en un estudio que se considera el primero sobre el tema, “que el uso elevado de
la planta puede afectar la estructura del cerebro al dañar los cuerpos callosos
de los dos hemisferios, tornando las comunicaciones entre ellos más
ineficientes. Si usted compara el color de los cuerpos callosos de un fumador
frecuente de marihuana potente, con otro fumador de baja potencia, difieren uno
del otro”.
“La diferencia radica en que el
consumidor de la alta potencia suele tener psicosis derivada del elevado THC de
su cannabis”, agrega en su estudio publicado en Psychological Medicine.
Los investigadores utilizaron dos
técnicas de escaneo, la resonancia magnética –MRI- y el tensor de difusión de
imagen –DTI- para examinar los cuerpos callosos de 56 pacientes que habían
reportado un episodio de psicosis y 43 pacientes voluntarios sanos de la
comunidad local. Más aún, la neurobióloga Dazzan ha llamado la atención sobre
el incremento en los casos de psicosis en el sur de Londres, como consecuencia
de la facilidad con que se obtiene la droga de alta potencia.
Los escáneres de los consumidores de alta potencia demostraron tener un 2% más
de dispersión o de opacidad, “lo cual sugiere que la materia blanca es menos
eficiente. No conocemos exactamente lo que significa para la persona, pero esto
sugiere una menor eficiencia en la transmisión de la información”.
“Es posible que las personas con
daños en la materia blanca estén más predispuestas a fumar marihuana. Pero lo
que sí podemos afirmar es que si usted es un consumidor de las plantas de alta
potencia, o fuma frecuentemente, su cerebro es diferente del fumador ocasional
o de la planta normal”.
Conclusión de la experta Dazzan: “A
pesar de que no existe certeza absoluta sobre la relación de causa y efecto,
les recomiendo tanto a los usuarios como a los expertos del sector público que
muden sus conceptos sobre el uso de la marihuana. Cuando hablamos del alcohol,
mencionamos la cantidad ingerida, la frecuencia, si se toma vino, cerveza o
whisky. Con relación al THC también debemos tener en cuenta los diferentes contenidos
de este”.
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