Cuando sucede algo
vital en nuestra vida todo aquello que
pensamos y sentimos empieza en nuestra cabeza a enredarse, confundirse, con las
consecuencias que ello trae para nosotros. Coger
lápiz y papel, o un teclado, y convertir esos sentimientos o pensamientos en
palabras es un alivio emocional. Escribir tiene un efecto liberador ya que nos
conecta con nuestras emociones más profundas, es una válvula de escape a toda esa
presión mental y su efecto es inmediato, al leer lo que hemos escrito nos
permitirá ver la realidad de
otro modo, llegar a conclusiones y reflexiones a las que no podemos
llegar cuando las emociones nos inundan, ya que no nos permiten pensar con
claridad. En un papel solemos ser más sincero ya que nadie lo va a
leer si no queremos. Cuando uno escribe aquello que no puede ser nombrado por
ser sensaciones negativas o traumáticas se libera y al terminar solo queda reciclar o tirar todo a la papelera. Desconectamos.
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